La articulación acromioclavicular une el acromion (parte de la escápula u omóplato) con la punta de la clavícula, y participa en un 10% en la movilidad del hombro.
La patología acromioclavicular se presenta por dos causas:
-Por el desgaste de los ligamentos causado por la edad.
-Por luxación tras traumatismo o caída, que provoca una rotura de los ligamentos y el desplazamiento de la clavícula.
Es habitual en deportistas por caída (ciclistas, motoristas, esquiadores, snowboarders…) y, más específicamente, entre quienes practican halterofilia y levantamiento de pesas.
→ Ir a Lesión por luxación tras traumatismo o caída (enlace)
Aparecen molestias al levantar el brazo por encima del hombro y al cruzar un brazo sobre otro. Según avanza aumenta el dolor, de leve a moderado y frecuentemente nocturno, por lo que puede llegar a afectar a la calidad de vida.
Tras la exploración al paciente, realizaremos radiografías y resonancia magnética, que nos permitirán descartar otras posibles lesiones (manguito rotador, edema óseo…) y confirmar el diagnóstico.
En función de la gravedad y síntomas, se recomendará tratamiento conservador, rehabilitación y, en los casos más graves, la intervención quirúrgica mediante artroscopia.
Si los síntomas son leves, probaremos con un tratamiento analgésico/antiinflamatorio y, si no es suficiente, pautaremos rehabilitación supervisada.
Si el dolor persiste, es limitante y afecta al sueño y a la calidad de vida, recomendaremos la intervención quirúrgica.
Es una intervención mínimamente invasiva, con postoperatorio no doloroso y una noche de ingreso.
En primer lugar, la técnica artroscópica nos permite acceder a la zona afectada y ver el estado real de la articulación, confirmando el diagnóstico previo.
A continuación, procedemos a realizar una resección del extremo de la clavícula con una fresa en miniatura, de un centímetro.
Más información sobre la artroscopia de hombro
Tras salir del hospital, el paciente deberá llevar cabestrillo de 7 a 10 días, aunque se le instará a mover el hombro desde el primer día, aliviando posibles molestias con la aplicación de hielo local.
Las primeras cuatro semanas se pautarán ejercicios pasivos (asistidos por otra persona) y activos (realizados por el propio paciente), siempre bajo la supervisión del cirujano.
La vuelta a la normalidad se produce en 3-4 meses, aunque la articulación suele requerir de al menos un año para recuperar la plena funcionalidad.
En la luxación acromioclavicular se produce una rotura más o menos severa de los ligamentos que unen la clavícula y el hueso apófisis coracoides (parte de la escápula), causando el desplazamiento de la clavícula.
Medimos la gravedad de esta lesión en cinco grados, del más leve (I) al más grave (V):
Grado I: Esguince sencillo de ligamentos.
Grado II: Esguince sencillo de ligamentos + esguince coracoclavicular.
Grado III: Desgarro de ligamentos coracoclaviculares. Se palpa un bulto. La escápula se desplaza hacia abajo y la clavícula sube.
Grado IV: En su desplazamiento, la clavícula queda encarcelada en el músculo trapecio.
Grado V: Un grado III más grave, la clavícula asciende y se produce el desgarro de la fascia deltoidetrapezoidea.
El paciente sufre dolor y limitación de la funcionalidad del hombro.
Tras la exploración al paciente, realizamos radiografías y resonancia magnética para verificar el alcance de la lesión.
En estos casos pautaremos antiinflamatorios locales y analgésicos, junto con fisioterapia para calmar la contractura de la zona.
En deportistas profesionales, el grado III se resolverá por vía quirúrgica.
El procedimiento variará en función de si la lesión está en fase aguda (han transcurrido un máximo de 10 días desde que se produjo) o crónica.
Fase aguda: devolvemos la clavícula a su posición original y la estabilizamos, mediante un sistema de tracción con sutura de alta resistencia apoyada sobre un botón de titanio.
El tiempo de ingreso en clínica es de una noche.
Fase crónica: Será necesario, además, añadir un injerto tendinoso, de la clavícula al acromion, al tiempo que limaremos el extremo de la clavícula para evitar una futura artrosis.
El paciente llevará cabestrillo durante 6 semanas para asegurar una cicatrización correcta.
Posteriormente, realizará ejercicios pasivos (con ayuda de otra persona) y rehabilitación. La vuelta a la normalidad suele producirse en unos cuatro meses.