El hombro es una articulación tremendamente móvil y, por ello, muy vulnerable. Cualquier cambio en su complejo equilibrio puede comprometer su movilidad y causar limitaciones y dolor.
La inestabilidad glenohumeral es una patología que afecta, sobre todo, a deportistas y se manifiesta a través de la inestabilidad o luxaciones repetidas de hombro.
La luxación de hombro se produce cuando la cabeza del hueso húmero se sale de su lugar, la cavidad glenoidea. Suele suceder a raíz de una caída: se daña el labrum (tejido fibrocartilaginoso que rodea el borde de la cavidad glenoidea) y la cabeza del húmero se desplaza hacia afuera.
También se produce en personas que, por genética, presentan una mayor distensibilidad de los ligamentos y las cápsulas articulares. Decimos de ellas que son ‘hiperlaxas’ por naturaleza.
Hablamos de inestabilidad glenohumeral cuando las luxaciones se repiten, ya sea por la propia condición natural o por las consecuencias de una primera luxación que altera y vuelve inestable la estructura del hombro.
En personas que sufren luxaciones repetidas por hiperlaxitud, los episodios no suelen ser muy dolorosos ya que no se rompe ninguna estructura.
La inestabilidad tiene más gravedad y causa dolor agudo en el hombro sano que sufre una luxación, normalmente traumática, muchas veces ligada a la práctica deportiva y con el resultado de una rotura de ligamentos.
A la izquierda, hombro sano. A la derecha, hombro luxado.
Tras la exploración al paciente, realizamos radiografías, resonancia magnética para valorar el estado del labrum y el manguito rotador, y escáner para evaluar la glena.
Las luxaciones en personas hiperlaxas suelen responder bien a la fisioterapia y no suelen requerir cirugía, salvo si se vuelven muy habituales y dolorosas.
Cuanto más joven es la persona, mayores son las probabilidades de que la luxación se repita. Es habitual que la persona desarrolle aprensión y evite hacer ciertos movimientos por temor a que se produzca la luxación, lo que afecta a su calidad de vida y/o a la práctica deportiva.
En estos casos recomendaremos resolver la inestabilidad en quirófano.
Mediante la técnica artroscópica, visualizamos, confirmamos el diagnóstico y reparamos la inestabilidad, reinsertando el labrum. La intervención requiere una noche de ingreso en clínica. El postoperatorio no es doloroso.
La operación es exitosa en la gran mayoría de los casos. La luxación no vuelve a suceder.
Hay casos excepcionales en los que el paciente vuelve a sufrir luxaciones. En dichos casos será necesaria la cirugía abierta, para realizar un injerto de hueso coracoideo en la glena. De esta forma conseguimos corregir el defecto óseo de la articulación y resolver el problema.
El tiempo de ingreso en clínica es de una noche. Se prescribe cabestrillo durante 3 semanas y posteriormente rehabilitación dirigida.
Más información sobre la artroscopia de hombro
Tras la intervención artroscópica, el paciente está cuatro semanas con cabestrillo. Se pautarán ejercicios y rehabilitación progresiva hasta alcanzar la recuperación funcional del hombro. La vuelta a la actividad deportiva suele producirse a los cinco meses.